martes, septiembre 26, 2006

Supercopa

Hola a todos, este fin de semana volví a recuperar el espíritu baloncestístico que momentáneamente perdí por mi larga estancia en Barcelona y la verdad es que cuando haces una cosa que te importa todos los días y por algún motivo no puedes volver a hacerla, te das cuenta del gran significado que tenía para ti y lo echas más de menos que nunca.

Cuando supe que la Supercopa de baloncesto se celebraba este año en Málaga y coincidía con mis días de vacaciones, no dude un segundo en reclarmarle a mi padre que hiciera todo lo posible por conseguirme ese asiento donde tantas veces he increpado a los árbitros y al equipo contrario y donde me he emocionado con cada una de las canastas y las victorias de mi equipo y como no donde también he sufrido mis decepciones con la cara triste a casa. Asi que, cuando mi padre las consiguió ese sentimiento de volver al lugar soñado y sentir todas esas sensaciones que me alegraban cada fin de semana, volvió a aparecer, con más fuerza que nunca y recordé porque las pequeñas cosas hacen que la vida sea cada vez más maravillosa y merezca la pena vivirla intensamente.

No ganó mi equipo pero mi voz y mis chillidos superaron todas las decepciones y durante dos días, hicieron que mi corazón ganara en entuasiasmo. Asi que gracias al baloncesto y a su entorno y advierto que pronto volveré y espero que para no marcharme.

El poster de hoy es el de Gracias por fumar, una película muy en la línea de la maravillosa El señor de la guerra en el sentido de que trata un tema muy delicado en una línea de humor e ironía que provoca sentimientos muy contrarios en el espectador.

Ivan Reitman nos presenta las dos caras de la moneda sobre el tema del tabaco, por un lado al dirigente de una academia sobre los estudios del tábaco que utiliza la labia y lo que comunmente se llama el ocultamiento de la verdad para conseguir que la gente siga consumiento tabaco y por otro lado vemos a la parte administrativa y gubernamental intentando demostrarle al público que impone medidas para luchar contra el tabaquismo pero que al mismo tiempo se beneficia del dinero que se obtiene de su venta y de las aportaciones de las tabacaleras a las campañas personales de los candidatos políticos.

Es un punto de vista interesante y la película está muy bien desarrollada sobretodo por las características de cada uno de los personajes y los diálogos que se establecen entre ellos. Esto consigue que el ritmo de la película no decaiga y ante una historia difícil de contar, el espectador analiza cada una de las situaciones que se presentan mientras las ve y además disfruta de unas buenas interpretaciones. Destaco a un Aaron Eckhart con un registro muy diferente a lo que nos tenía acostumbrado y que evoca a través de su personaje, ironía, humor, sensibilidad, ternura y una visión del problema muy interesante que da que pensar.

El director no se posiciona en ninguno de los dos bandos aunque si que se denota en algunas escenas que intenta demostrar la extremidad en mayor medida por la parte administrativa de intentar politizar demasiado en el tema y no centrarse en lo que verdaderamente le importa a la ciudadanía.

En resumen, una película que se te hace corta (solo dura 1 hora y pico) y que trata de manera muy inteligente un tema delicado que hace que cuando salgas de la sala de cine te de que pensar sin tener que recurrir al habitual dramatismo de otros filmes sociales.

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