lunes, mayo 19, 2008

¡Espinete si existe y vive en Madrid!

Hola a todos. Lunes 19 de mayo. 23:15 de la noche. Éste ya es mi momento especial para poderos contar todo lo que aconteció en mi fabuloso supercalifragislísticoespialidosoespinetoso fin de semana en Madrid.

Siempre me dicen que soy demasiado agradecida, pero no me cansaré de repetir esa maravillosa palabra que alegra muchos corazones, como es un buen gracias, a todas esas personas que han conseguido que mi bichito y yo, no hayamos perdido nuestra sonrisa y disfrutemos cada minuto de nuestras minivacaciones.

Me he dado realmente cuenta de la suerte que tengo de contar con amigos como Almu y Rafa, fieles y amables, que no dudaron en dejar atrás su siesta y su alma casera, para ser nuestros guías turísticos en Madrid y hacernos vivir aventuras íncreibles de muchos tipos que ya os iré desgranando. Y también no me quiero olvidar de mi amigo-cuñao, Álvaro, cuya hospitalidad sin límites y no sé cómo le engañamos, nos dejó dormir en su maravilloso sofá-cama de Ikea y nos hizo sentirnos como en nuestra propia casa. Así que eso, GRACIAS

Y sin más dilaciones, comienzo la travesía. Empezamos navegando en un pato que curiosamente proyectó una película que no habíamos visto, Un funeral de muerte, y que al contrario que el título, inauguró el primer día de minivacaciones de buen humor, puesto que resultó una buena y divertida historia.

Al llegar, nos enfrentamos al primer peligro: El metro. Desde Barcelona, no manejábamos esas cabinas chiquitinas donde todo el mundo se mata y se mira a los ojos para arrebatar los asientos, pero curiosamente nos supimos manejar bien y llegar al piso donde nos quedaríamos a dormir.


Un piloto muy revoltoso en forma de gato, nos recibió de buena gana, no tanto como el pie de mi cuñao que se resintía y resintía para acomodarnos bien, cuando lo imprescindible es que el tuviera el pie cómodo. Ya se sabe que cuando un hombre no se quiere quedar quieto, ni un apisonadora lo consigue.

Después, nos encontramos con nuestros guias favoritos, que quedaron asombrados con el peluo particular (no recordaba que eran de los pocos que no vieron el nuevo look de mi bichito) y la cara que se les quedó al verle, no se me olvidará jamás. Era como si miraran dos veces para saber con quién demonios va Nat que no lo conozco de nada. Memorable.


Comimos de lujo en un sitio que reconozco que me gusta y ellos ni cortos ni perezosos satisficieron mis deseos. Y para bajar todo lo que comimos y que la Wii Fit no nos pusiera mala cara (que lo hace, os lo aseguro), andamos y andamos por las calles de Madrid y pude reconocer esos sitios recónditos y que son los que marcan a un lugar emblemático y que únicamente puedes conocer con gente que se ha pateado y pateado esas calles, así que tuvimos el mejor asesoramiento posible y las piernas ni lo notaron.





Enfrente de este maravilloso cartel, donde se puede leer Residencia de señoritas, nos adentraron en diversos mundos del cómic para gozo de mi nene. Para luego degustar, por primera vez, ¡un Starbucks!. (Si, Ale, me gustó mucho el café y está de muerte, pero sigue siendo muyyy caro)

Allí realizamos un acto bochornoso para una pareja joven que con sus mimitos y sus besitos, nos recordaba a nuestros comienzos, en los que no nos importaba nada, sólo poder estar juntos y que nuestros padres no nos pillasen en esos comienzos fogosos. Total, que tal acalorada, fue para ellos la conversación que abandonaron con muy malas caras su sitio para ponerse en otro que había justo enfrente, con nuestra cara de espanto, claro. Se convirtió en la anécdota del día.





Es extraordinario que vengas a jugar con los del barrio, y a pasarlo bien porque esto es como tu ya sabes, el Barrio Sésamo, el Barrio Sésamo...

Por si no recordáis esta emblemática canción, visitad esta página y seguro que no os resistireis a tararearla: www.youtube.com/watch?v=3tr-ilqQsEk

Este fue el comienzo de la obra Espinete no existe, un recuerdo a la nostalgia y a algo muy importante que su interlocutor, Eduardo Aldán, nos dio como moraleja final: Uno deja de ser niño, cuando renuncia a sus sueños. Frase que se me quedó marcada.

Desde el comienzo, todo el mundo no podía dejarle de dar la razón a Aldán, las comidas que te obligaba a comer tu madre, los materiales del cole, las canciones, todo ese mundo infantil que nos gusta recordar y que nos recuerden y que fue una maravillosa ocasión para reir a carcajadas rodeados de gente de nuestra misma generación o unos poquitos de más años atrás jeje

Ya con el cansancio de todas las emociones, nos retiramos cada pareja a sus aposentos, tuvimos una gran tertulia de series frikis junto con mi cuñao y unos amigos suyos y además ya me dieron una alegría desde Málaga, al saber que el Unicaja había eliminado al Madrid y había pasado las semifinales. Me lo perdí, si, pero a cambio de unos momentos inolvidables y siempre habrá tiempo para felicitarles por otro buen partido. Y aunque personalmente no esté con mis gritos, yo siempre estoy allí. No se pueden librar de mi esencia.

El domingo la palabra fue sorpresa. Una jornada más bien para disfrutar entre mi nene y yo solos. Nos decidimos a entrar en el museo que nos viniera mejor económicamente y que nos apeteciera más. Probamos con el Reina Sofia y antes de que pronunciara una sola frase, me dio dos entradas sin ton ni son. Y ante mi cara de asombro, la chica me dijo que era el día internacional de los museos y que la entrada era gratis.

Así que a aprovechad¡ Cayeron el Reina Sofía, primera planta guay, la segunda no entendía ni una escultura. Después el Prado, donde conseguí, ¡por fin!, la lámina de mi cuadro favorito, Las hilanderas de Velázquez, para colgarla en mi hogar, y porque no nos dio tiempo a llegar al Arqueológico, porque sino hubiera caído también.

No sé si que saliera todo bien, fuera pura casualidad o no. O simplemente que nos quisieran premiar en uno de los pocos findes que pudimos aprovechar para nosotros. Lo cierto es que la existencia está llena de coincidencias portentosas. Si fuéramos capaces de reparar en todas las casualidades aparentes que se dan minuto a minuto a nuestro alrededor, nos quedaríamos asombrados del hilo conductor que atraviesa cada uno de los sucesos de la vida diaria, engarzándolos, sometiéndolos a una unidad de la que no somos conscientes.

Eso fue nuestra visita a Madrid.

3 comentarios:

Stipey dijo...

Por partes:

1) Fue un placer teneros en Madrid, lástima no poder dedicaros todo el tiempo que os merecíais.

2) Las fotos fenomenales, me he reído un montón con la gran mayoría.

3) ahora solo falta que volváis o que bajemos nosotros por allí

4) es "EL BARRIO SESAMO" no "ES BARRIO SESAMO" se me olvidó comentártelo durante la obra:

http://es.youtube.com/watch?v=xnOHYCoFu2Q

Natileia dijo...

Ya ta arreglao¡¡ Besoss

Anónimo dijo...

k guay!!! weno pues me alegro mucho de que disfrutaras de Madrid, a ver si vamos una vez todos juntos XD