sábado, julio 12, 2008

Un cambio íncreible y una fuerza inagotable


Manolo García es un artista que merece todo mi respeto pero que siempre me echa para atrás, en el sentido de que no me parecía una persona cercana que quisiera conocer. Siempre he creído que se mantenía al margen de lo que era su público y se dedicaba más profundamente a su música y evolucionar, como lo hace, cada vez más.


Pero me picaba mucho la curiosidad de conocer al Manolo García conciertero, porque le ocurre a muchos músicos que se crecen en el escenario delante de su público mientras que me los discos pueda parecer más monótono y aburrido. Así que, junto con mi madre, que se dejó engañar por mí, fuimos a verle anoche en el Auditorio Municipal.


He de decir que la organización fue desastrosa y no se equiparaba al gran concierto y la gran sorpresa que vivimos escuchando y viendo a Manolo García. La gente se sentaba sin ningún tipo de piedad en los asientos reservados para la gente especial (como los denomina mi Espinosa) y aunque reclamáramos a la gente compentente (véase Cruz Roja y Protección Civil), lo único que nos sabían decir es que teníamos razón pero que no podían hacer nada. Perfecto, vaya. Luego cuando Manolo alegaba desde el escenario que la música es un canto al respeto entre todos nosotros y ellos aplaudían, me quedé asombrada, pero bueno.


En cualquier caso, esta nimiedad quedó solventada con escuchar los primeros acordes y ver a un Manolo García revolucionado corriendo de un lado a otro del escenario, interactuando con su público constantemente, lo que hizo que una chica del público subiera a bailar con él, que él mismo se acercara muy próximo a donde estabábamos nosotras sentadas en las gradas y que, incluso, se tirara al público para que le cogieran. Así que, esa imagen equivocada que yo tenía del Manolo García artista, se me fue al instante y me pareció que es un músico íncreible que nos hizo vibrar durante casi tres horas, y sin cansarse la voz para nada entre canción y canción y eso que las hizo muy seguidas.
El escenario era una fuente de colores preciosa, que junto a la calidad de los músicos y una bailarina clásica que complementaba a la perfección unas canciones con mucho sentimiento y emoción. Disfrutamos de un concierto apoteósico que nos hizo disfrutar de una noche de viernes al aire libre en nuestra Málaga querida, con un Manolo García que se salió y lo dio todo por su público malagueño.

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