sábado, marzo 22, 2014

Jornada Inaugural Festival de Cine de Málaga - "No llores, vuela"

Fernando Méndez Leite, Claudia Llosa y Jose María Morales. Fotografía realizada por Ana Belén Robles

LOS PERSONAJES TOMAN DECISIONES QUE ESTÁN FUERA DE TÍ Y AHÍ SON HUMANOS, NO PERSONAJES

Hoy ha sido el pistoletazo de salida de la 17 Edición del Festival de Cine de Málaga con la proyección de “No llores, vuela” de Claudia Llosa. La directora peruana participa, por primera vez, en la Sección Oficial aunque ya fuera triunfadora en el año 2006 con el premio a Mejor Película Latinoamérica en este mismo Festival con “Made in Usa”



Claudia Llosa nos dedicó unas palabras después de la rueda de prensa. Fotografía realizada por Ana Belén Robles

Al llegar al Cine Albéniz, lugar donde se albergaba la primera proyección para prensa de la película, nos damos cuenta de los problemas que sigue acarreando este Festival y que no solucionan los de anteriores años. Entre ellos, acceder a la sala esperando a que los operarios comprobaran las acreditaciones una a una mediante PDA provocando un retraso innecesario y luego intentando colocar a los que accedíamos en lugares diferentes dependiendo de si veníamos de prensa, escuelas de cines y demás, cuando en la mayoría de las ocasiones, nos conocemos, nos mezclamos entre nosotros y seguimos trabajando cada uno para nuestro medio. Y por el contrario, no solucionan el tema de las invitaciones con respecto a la Sección Oficial con las limitaciones que para quienes queremos cubrir todos los largometrajes y a la vez realizar entrevistas, nos volvemos locos para organizarnos.

Dicho esto, la primera película de apertura del Festival sorprende por no ser un “pelotazo”, una llamada fuerte para atraer en una jornada inaugural ya que en otros años sí que se encontraba la sala más llena ante el comienzo del que, como Paco León expresa, es la Champions League del cine español. Nos encontramos una película muy intensa, profunda, y que aunque tenga producción y equipo español, se habla en inglés y sus protagonistas son extranjeros. Extraña elección aunque viendo el cartel del sábado con Carmina y amén como plato fuerte, es más probable que se sepa que mañana en realidad sería como el día grande del Festival aunque lo hayan empezado hoy.



Claudia Llosa durante la rueda de prensa. Fotografía realizada por Ana Belén Robles

“No llores, vuela” continua con el cine que anteriormente ha desarrollado la peruana Claudia Llosa. Un fuerte vínculo con la naturaleza y una fuerza poderosa en sus mujeres protagonistas. La historia contiene un montaje muy bien diseñado y original, para que te vaya añadiendo datos en paralelo desde dos etapas muy diferentes de una madre con su hijo mayor y vayas montando las piezas del puzzle de la historia. Esto resulta lo más interesante de la película junto con las interpretaciones, sobre todo, del niño mayor Zen McGrath y Cillian Murphy.

Narra la historia de Nana Kunning, quién intenta lo imposible desde una soledad muy reflejada en el paisaje y en su personalidad para salvar a su hijo menor que tiene un tumor. Se apoya en técnicas sanadoras y por casualidad, los acontecimientos se disturban y se piensa que ella misma es una curandera que obra milagros. Centrándose en demasía en este descubrimiento, descuida a su hijo mayor, Ivan, quién no ve la necesidad de seguir creyendo en esa idea y cada vez se aleja más de su madre. Hasta tal punto, que mientras va creciendo y sin saber nada de su madre durante muchos años, una periodista intenta localizarla para un artículo y recurre a Ivan para poder conseguirlo y él acepta ir en su búsqueda y descubrir cómo va a reaccionar cuando se reencuentren.
 

Si no entras en la historia desde un principio, se te puede hacer muy larga y aburrida pero en mi caso, capté enseguida al personaje masculino de Ivan, tanto en su niñez como en la madurez. Me picaba la curiosidad de cómo había podido trabajar Claudia con este niño, con esa intensidad y con la dificultad que conllevaba un personaje como éste, a lo que la directora me responde “el trabajo siempre es una cosa muy instintiva, hay algo que ves en una persona que tiene la capacidad de poder llegar ahí, porque no es una cosa que se crea en el momento del casting, tiene que ocurrir en el momento que estás rodando y que ves en esa personita que estás formándose y que tiene que entender conceptos tan complejos, él tiene una capacidad de mirar la vida con un ojo único, casi acariciando cada momento y con un tempo específico, es un chico, además, muy inteligente, tienes que conocerlo a él y ver desde qué lugar te va a escuchar mejor y a Zen le gusta entender todo y por qué y hasta que no conocí esa parte de él, no hacía las cosas que pretendía”. En una de las escenas más emotivas, me confiesa Claudia, que le preguntó ¿que tal, como estás? Y me contestó, bien. Por lo visto, se fija mucho en lo técnico y eso hace pensar a la directora, que el día de mañana, será un buen director.


Claudia Llosa nos concede unas palabras sobre su película. Fotografía realizada por Ana Belén Robles

En la trama es importante el punto de vista que plantea Claudia, siempre desde la madre y luego desde el hijo, no es un primer plano pero si que notas sus sensaciones desde dónde nos coloca la cámara, le pregunto por ello y si pretendía que el espectador notara esa diferencia y me responde “que ocurre muchas veces que madres que tienen hijos y que están solas, logran una relación muy exigente con el mayor, le obligan a crecer y ser un compañero más que un hijo y me gustaba mucho hablar de esa relación, como de una manera ella necesitaba tanto apoyo que obliga inconscientemente, casi como algo que no puedes controlar, y lo trata como muy igual, este niño recepciona esto desde la responsabilidad, entonces tiene que estar a la altura, no se defiende si no que busca y sin decir nada, está ahí y le levanta los ojos y trata de decirle yo estoy aquí pero no puedo estar tan arriba como tú quieres que esté, ahí se crea una dinámica que es difícil de explicar porque tienes que trabajarlo y hay un amor muy grande entre Nana y su hijo pero que está matizado con muchos elementos y acontecimientos que pasan y que no se pueden expresar de una manera bonita y libre, pero él sabe y recuerda todo ese amor de su madre”

La película está rodada en Manitoba, en Canadá, tras recorrer escenarios por Lituania y Estonia y encontrar allí la luminosidad que Claudia Llosa tenía idealizada en esta película. La cetrería tiene un valor fundamental que tiene que ver con el concepto de la belleza y a la vez de la hostilidad que refleja el estado de los personajes y Cillian Murphy estuvo trabajando durante dos semanas con un cetrero para que pudiera tener esa conexión con el ave. Otra curiosidad es que los dos niños pequeños son también hermanos en la vida real y que en un principio, otro que tienen mas mayor iba a ser el elegido pero como el proceso de grabación tardó mucho, el niño creció y perdió la fragilidad que se necesitaba para el personaje, pudiendo recurrir finalmente a sus dos hermanos más pequeños.

“No llores, vuela” se va a estrenar mundialmente a finales de año ya que Sony compró los derechos en el pasado Festival de Berlín y se va a esperar para poder hacer una campaña de estreno mundial y por plantear la posibilidad de que algunos de los actores entre en la quiniela de los Oscar. En nuestra propia quiniela del Festival, no creemos que se va a llevar ninguno de los premios más reconocidos por lo que explico de la complejidad del argumento y el ritmo tan denso, pero tanto el personaje de Ivan pequeño y maduro y el montaje se deberían reconocer de una manera clara. Gran trabajo el de Claudia Llosa en ese aspecto. Aún nos queda mucho por caminar por la alfombra roja malagueña.



Un placer charlar sobre su trabajo. ¡Suerte en el Festival, Claudia!. Fotografía realizada por Ana Belén Robles

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