martes, mayo 27, 2014

Entrevista David Moya - "Las horas invisibles"

A mí me encantaría no tener que ocuparme de las cosas que no tienen que ver con lo artístico porque si yo puedo dedicar menos tiempo a crear, ensayar o preparar un directo, eso repercute en lo que tu muestras.

Desde el mes de febrero al acabar su último concierto en Málaga no he tenido la oportunidad de hablar con David Moya. Presentaba su último disco “Las horas invisibles” y me hablaba en esa entrevista de cómo había sido el proceso de creación y cómo con la ayuda de Diego Cantero junto a canciones que propiciaron esa ilusión, se hizo realidad en un trabajo muy personal y adecuado para mentes que se deleitan con buenas letras, sentimientos a flor de piel y realidades cercanas. En este mes de mayo, nos reencontramos de una manera calmada charlando al lado del mar con la brisa malagueña que mejora cualquier ambiente y me hace un balance, además de profundizar en cada una de las canciones del disco.

P: Haznos un balance de cómo ha ido el disco en estos meses

David Moya: Sigue sembrando. Estamos en la época de ir sembrando para que pasen cosas pero, de momento, es en Madrid donde más estoy haciendo. Por ejemplo,hice una presentación fuerte con banda en Galileo Galilei que no lo había hecho hasta ahora en Madrid. Estuvo muy bien y vino bastante gente. Ahí sigo, compatibilizando esto con ideas nuevas de algún otro proyecto y yo creo que a este disco le queda bastante recorrido, hicimos un videoclip que va funcionando despacio, me queda el salto de intentar colarlo en alguna tele a ver que pasa, a ver si consigo algún contacto para hacerlo aunque siempre he sido independiente pero no vamos a renunciar a ello de entrada.

P: Ha pasado lo que más o menos tenías pronosticado con el disco

David Moya: Uno siempre se hace muchas ilusiones y que va a cambiar definitivamente tu camino pero bueno a la vista está que, hoy en día, las trayectorias son largas y se trata de ir despacito y que al final pasan cosas. Lo que pasa que a nosotros nos puede la presión y la ansiedad porque queremos vivir de esto porque es nuestro oficio, entonces le dedicamos mucho tiempo, mucho esfuerzo y mucho corazón y quieres que salga y lo que te dé de comer igual que cualquier otro trabajo. Pero la realidad, en este país por lo menos, es otra.
 


P: Nos metemos en el disco. Háblame de ese “Café Siberia”

David Moya: Es una canción que cuenta una historia ficticia pero inspirada en un sentimiento real y que es la que engloba el resto de canciones del disco. De alguna manera, es un cuento que introduce todos los demás pasajes. La idea original era un libro-disco, lo que pasa es que no me vi en el momento personal de poder hacerlo y hacer ese esfuerzo en sacarlo al final. Pero, de hecho, hay una historia escrita que se llama “Cafe Siberia”, un relato en el cual se incluyen todas las demás historias del disco. Es una canción narrativa pero te marca la línea poética en la que va el resto del disco.

P: ¿Qué tienen los cafés y los bares para que siempre aparezcan en tus canciones?

David Moya: Donde más he cantado ha sido en los bares. La gente que hace música en acústico estamos un poco en tierra de nadie en cuanto a la escena musical. Como no tenemos festivales propios, como los teatros tampoco nos terminan de dar la cabida y los auditorios son muy grandes, no hay pequeñas salas adecuadas para esto, al final son los cafés o incluso los cafés-librerías o nos acabamos metiendo en los bares que ha sido territorio propio del pop y del rock. Son nuestro hábitat natural

P: ¿Cómo aparece Antonio Vega en esa canción “Tras las cortinas”?

David Moya: Aparece en esa canción realmente porque la armonía de la canción y por donde vimos los arreglos en el estudio nos iba llevando ahí. Antonio Vega ha sido una gran referencia para mí como compositor muy importante. Quizá hay otras canciones que son más Antonio Vega. Me lo dijo un periodista en Murcia, la siguiente “Terremoto” con ese punto oscuro, atormentado y de dolor a veces que tiene. Lo que está reflejando “Tras las cortinas” si es un paisaje luminoso, está hablando de Cádiz y de una historia de amor que transcurre allí y te está pintando un cuadro con muchos colores. Quizá sea un poco al contrario que lo que pasaba con las canciones de Antonio Vega.

P: Yo no veo “Terremoto” más de Antonio Vega por los cambios de ritmo y la desgarra que desempeñas cantando esa letra

David Moya: Hay frases muy duras en esa canción. Este disco tiene algo muy intenso que es que estoy narrando prácticamente en directo unas vivencias con una desnudez muy bestia. Creo que eso es algo por lo que se siente tan vivo y que yo lo que estoy cantando, lo estoy sintiendo en ese momento. No es una canción que he hecho hace mucho tiempo y tengo que revivir que sentía, recrearlo y tal, sino que directamente se está viviendo así y se está expresando

P: ¿Por qué “Te lo vas a perder” para el videoclip?

David Moya: Porque es la que se nos quedó un poco más “para todos los públicos”. Al final, hay una canción que se te queda más redonda en el disco en cuanto a la producción, que lo que tú dices y transmites está dicho de una forma más clara, no más evidente pero sí más clara, aunque luego siempre hay sitio para la subjetividad y que la gente saque sus interpretaciones. Pero en este caso, es una canción que yo lo comprobé porque es una canción que llega muy directamente a la gente. Creo que es interesante que aunque nosotros seamos autores y somos gente que hacemos las cosas porque nos salen así y punto, pero al final si queremos vivir de esto, tenemos que intentar elegir lo que mostramos a la gente y elegirlo bien


 
P: ¿Cómo puedes decir tan dulce en “Patas arriba” esa estrofa de “Las ganas de hacer pedazos una cama”?

David Moya: Lo dices desde la melancolía desde el que la ha perdido ya, pero todavía no la has terminado de perder. No es del todo doloroso ni desgarrado.

P: ¿Te duermes con la radio como dices en “Patas arriba?

David Moya: Totalmente. Tengo esa costumbre desde hace muchísimos años. Me relaja mucho escuchar una voz de alguien hablando y además hablando bien, que es una cosa que hoy en día no se oye demasiado. En la radio queda aún gente que habla bien. Cosa que en la tele casi no se ve. Y en la prensa escrita muchas veces tampoco. En la radio queda gente que utiliza el lenguaje con cariño, cuidado y da mucho gusto. De hecho, cuando me desvelo como la otra noche, me fui de la cama al sofá y puse un programa de estos de “Carne Cruda” de Javier Gallego escuchando el podcast y al final me conseguí dormir

P: ¿En tu mundo los cantantes no se llenan los bolsillos?

David Moya: Pues muy pocos, la verdad. Y si se los llenan, conforme llega el dinero, se va. Hay una visión bastante errónea de lo que es el mundo artístico. Es la visión que nos han querido vender, la del estrellato. Hay muchos obreros de la música, de la poesía, de la pintura, de la fotografía y lo que sea que están intentando llegar a fin de mes como todo el mundo. Y haciendo cosas de muchísima calidad. A mi me encantaría no tener que ocuparme de las cosas que no tienen que ver con lo artístico porque repercute a que si yo me puedo dedicar menos tiempo a crear, ensayar o preparar un directo, eso repercute en lo que tu muestras. Hoy por hoy, si no te lo puede hacer nadie, te lo tienes que hacer tú y hay que asumirlo como una parte del trabajo y asumirlo lo mejor que se pueda.

P: Aquí hay ahora un punto de inflexión en el disco y viene lo más animoso. Empezando por “Frágil” hasta “Sacarte a bailar”

David Moya: Fue idea de Diego Cantero. Yo, de hecho, había hecho otro orden y él me lo tiró por tierra pero no encontré argumento para decirle lo contrario. Es un acierto y tenía razón. Cuando te has metido todo el hachazo de intensidad de todas las canciones, de repente empiezan otras cosas que te cascan la atención. Porque si estas todo el rato con ese tipo de mensajes, llega un momento que pierdes la atención.

P: Me contaron en una entrevista reciente el grupo “Los Aslándticos” que ellos enviaban mensajes no panfletarios en sus canciones pero sí que sirvieran para que el público reflexionara y reaccionara ante determinados problemas. Creo que le ocurre lo mismo a tu canción “La calle es nuestra”

David Moya: En alguna entrevista ya me han soltado que con el tiempo ya no tengo una actitud tan de protesta pero yo lo que creo es que hay que ser responsable cuando se pone una bandera de algo. Es muy fácil colgarse banderas y que la gente te siga con un mensaje fácil y rápido. Si me quejo de algo, yo prefiero concentrarlo en una canción, poner toda la carne en el asador y hacerlo con los mayores argumentos posibles.

P: “Soy toda tuya si llevas el ritmo” es una de las sentencias de “Sacarte a bailar”. ¿Esto es verídico?

David Moya: Vuelve a pasar lo mismo que con “Café Siberia”. La historia no es que sea así en un momento concreto pero si que se inventa la historia a partir de algo real. Es una historia de amor con alguien en el que el movimiento tiene mucho que ver. El movimiento en general me dice mucho de una persona. Yo soy de los que lo primero en que se fija es cómo anda alguien y cómo se mueve, los gestos y tal, aparte de la voz, por ejemplo. Al final es como una conclusión del disco. El disco puede ser duro, puede dejar un mensaje de desesperanza pero la conclusión que está diciendo el que canta es lo que yo quiero es sacarte a bailar. Lo que quiero es que cuando se acabe la fiesta y todo el mundo se vaya, que estemos tú y yo solos en la pista de baile y bailar contigo

P: Pero si los chicos no bailan

David Moya: Eso serán algunos. Yo si bailo. De hecho, este año he empezado una nueva experiencia en la danza contemporánea pero ahora por tiempo he perdido el ritmo. Pero ahí voy y no lo pienso abandonar

P: Me da la sensación que tu canción del disco es “Zona Franca”

David Moya: Es un punto de inflexión porque es la que hace que yo diga que tengo un repertorio para un disco. Aunque luego surjan “Te lo vas a perder”, “Terremoto” y “XXIII”. Con esa canción, fue cuando yo le dije a Diego Cantero, tenemos disco y como me has propuesto irme a Madrid, qué te parece si el disco lo trabajamos en casa y luego nos vamos a un estudio. Es especial porque es también una canción escrita fuera de España, estando en Copenhague y encierra un mensaje que le da sentido a otras canciones, te ubica y te sitúa en qué punto está la persona que está cantando en ese disco. Una persona que está queriendo que una historia salga adelante y no termina de conseguirlo y se ve un poco en tierra de nadie muchas veces. Es una canción en la que, de repente, por fin, hay un mensaje explícito y directo que es yo también quiero la vida y me canso de esperar tanto. Ese estado de ánimo, dicho de una forma tan cruda y tan directa, quizás era algo que yo no había hecho antes.

P: ¿Cómo lograste hacer una canción tan sentida como XXIII?

David Moya: No es más sentida que otras del disco. Pero me gusta haberla dejado en el último lugar porque deja un sabor de esperanza en el disco porque la última frase “queda luz, aún puede ser, sólo tú y yo que estoy tan loco”. Al final después de todas las vueltas que tú le puedes dar a una historia, es todo más sencillo. La vida me da razones para pensar que esa esperanza es lógica y coherente.


P: No sé si te lo han propuesto antes, pero ¿te gustaría hacer una banda sonora de algo?

David Moya: Me encantaría. Tengo que encontrar la oportunidad. Me lo tienen que proponer pero sería fantástico.

P: ¿El disco dónde se puede conseguir?

David Moya: Pues yo lo voy vendiendo en los conciertos y si la gente me los pide por la web (www.davidmoya.net), los puedo mandar. Realmente no tiene puntos de venta, no he conseguido distribución.

P: Has tenido ocasión de tocar en institutos. ¿Tienes la sensación de que los adolescentes oyen lo que les imponen o tienen criterio musical?

David Moya: Hay como dos caras en la historia, por una parte lo que les llega a través de las radios comerciales, yo creo que ya ni lo escuchan, y si tu pones la radio y vas pasando por el dial, casi todo lo que te encuentras es la fórmula que inventó Kiss FM que vas poniendo música de los últimos 25 años sin parar y sin canciones nuevas, por otra parte, lo que hay nuevo, hay una cuota muy alta que te viene de fuera y producto nacional sale muy poco. Lo que hay tiene que ver con la electrónica y hay un mundo de los Djs que yo no termino de entenderlo muy bien. No puedo entender que David Guetta se lleve un pastón por ir a un sitio con un pen drive. Se le rompe el pen drive y se cancela el concierto porque eso ha pasado. Lo que sí ha cambiado y eso es una realidad que tenemos que aceptar es que la forma de escuchar música es diferente. Y ahí es donde yo voy con la otra cara, hoy en día, se lo digo a los chavales del instituto, tienen que trabajar la curiosidad y decir, si he escuchado a alguien y me ha gustado, hoy en día tenéis algo que yo no tenía con 14 años que es que me puedo meter en Internet, buscar a esa persona, ver un millón de videos tocando en directo y de repente, me salen artistas relacionados que me puede gustar uno u el otro y eso antes no existía. Aunque ahora haya menos novedades, quizá en las listas de ventas o en las radios comerciales, pero es que lo tienes mucho más fácil para llegar a los sitios. El problema, quizá, es que no les está llegando una educación, sobretodo por parte de las familias, en tener curiosidad y en explorar. Hoy en día es muy fácil encontrar lo que quieras, la oferta es tan amplia y está en todos lados. El concepto ha cambiado, ha cambiado el concepto de disco como una obra conceptual, un disco son dos años de tu vida, por poner una media, y son dos años de tus experiencias que cierran un ciclo y tienen un sentido. Tiene sentido que eso tenga un sonido que vaya en una línea, que las letras vayan en una dirección y hoy en día, la gente escucha canciones sueltas, no hay una línea argumental. Criticarlo o no, no tiene sentido. Es lo que hay. Nosotros podemos hacer lo que nos de la gana, la gente puede escuchar lo que nos de la gana, a mi personalmente me apetece seguir haciendo discos porque me apetece sentir el concepto de obra.

P: Vamos a ponernos en la situación que aparece el conejo de “Alicia en el país de las maravillas” y le sigues, ¿cómo sería tu país?

David Moya: En este país se supone que hace unos años había pasta y, sin embargo, no crecimos culturalmente. Ahora estamos donde estamos. España debería crecer como país y como estado para ser una país de las maravillas a nivel cultural, tiene que elevarse. Que los niños de hoy en día sean personas con espíritu crítico, con formación y que no les de todo igual. Que haya un bagaje cultural, que la cultura sea importante, que la cultura no sea algo que desde el Gobierno como están haciendo lo tomen como una amenaza y le ponen todos los impedimentos posibles. Ya sea un 21% de IVA, ya sea negando licencias para conciertos y lo que sea que te hagan. Un país en el que la gente entendiera que la cultura es lo que públicamente te hace libre. Yo no estoy de acuerdo con el concepto “cultura libre” pero si con el concepto de que la cultura te hace libre. Y para que la cultura te haga libre, tiene que haber gente que produzca cultura y para que la gente produzca cultura de calidad, tienen que ser profesionales. Y necesitas que estén trabajando en unas condiciones profesionales. Eso, hoy en día, todo lo que se hace va en la línea contraria. Va hacia una desprofesionalización absoluta del artista y del productor cultural. Estamos en un vacío, en un lugar donde no sabes muy bien a qué agarrarte. Tal vez, no puedas sacar adelante proyectos que en otros lugares serían cosas absolutamente de vanguardia y aquí en España es sólo sacar un video gracioso que lo pete en Youtube. O que te salga de repente una canción sencilla que le llegue a la gente. Pero no se crean las condiciones para ello. Antes había muchas más iniciativas tanto juveniles como no juveniles que venían apoyadas por lo público, que no digo financiada por lo público, yo no quiero que la cultura sea algo que tenga que hacerse patrimonio exclusivo de la administración pública. Pero por lo menos, se apoyaba.

P: ¿Y la creación de una industria verdadera no sería una solución?

David Moya: Pero el problema de la industria es que se ha suicidado. Ahí la culpa no se puede echar a quién pone un 21% de IVA. La industria ha cometido los mismos excesos que han construido los sinvergüenzas que han estado construyendo casas en Marbella. O los que han puesto un sobrecoste a la obra del AVE. Los disparates que se han hecho inflando los precios de los conciertos y promotoras que han quebrado pidiendo una pasta que no han podido cobrar. El problema es que esa gente pilló un momento en que se hacía esto. Quién no pillamos ese momento de darnos a conocer, ahora trabajamos en las mismas condiciones más precarias pero como no tenemos ese tirón previo, es muy difícil que la gente nos haga caso y vengan a vernos pagando la entrada a un directo que es la única manera que nosotros tenemos para ganar dinero.

P: Hay otro aspecto que considero peligroso que el gobierno promueve que es que la cultura no te da comer y cómo estamos en crisis, no hay dinero para pagar a un artista por su trabajo. Entonces se devalúa vuestra creación

David Moya: La diferencia entre hace 80 años a ahora, es que tú le podías pegar un tiro a alguien u obligarlo a exiliarse y hoy en día, lo que se hace indirectamente es obligar a esa persona a que se desespere o a que se vaya del país. Hubo una fuga de talento enorme en España en los años 40 y hoy en día, de alguna manera, lo están volviendo a hacer, sólo que no se pueden cargar a Lorca o a Miguel Hernández como lo hicieron, ni pueden hacer que los miles de catedráticos de las universidades que había en los años 30 se vayan como se fueron y se quede España hecha un desierto con los cuatro que había. Eso es lo que ellos quisieran y no pueden. 

 
Este mago de la poesía, del verso y de los sentimientos verdaderos de su país maravilloso presenta “Las horas invisibles” el próximo sábado 31 de mayo en la sala Clamores de Madrid. Nunca se olvida una primera vez que se oye a David Moya, no deberían dejar de pasar esa ocasión. Y aunque en su mundo los cantantes no se llenan los bolsillos, a mí me deja el corazón patas arribas cada vez que tarareo sus letras y me quedo inmersa con las sensaciones que provoca con su guitarra y su voz. Cita imprescindible para oídos sensatos, con una pizca de locura y expectantes de emociones.

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