lunes, mayo 26, 2014

Entrevista a Ramón Salazar - 10.000 noches a ninguna parte - Festival de Cine de Fuengirola

Yo creo que lo bueno de esta película ha sido también el reinventar la forma de producir. Inventar nuestra propia forma de producir la película. 

Tras el estreno del Festival con la cinta de Alejo Levis, la jornada del sábado nos trajo una de las películas con una historia muy vinculada a esta edición del Festival del Cine de Fuengirola. Se trata de “10.000 noches a ninguna parte”, el último trabajo de Ramón Salazar quién en la presentación en los Cines Alfil nos recordó que estuvo en una edición anterior de este evento en una conferencia en la que habló del proceso precisamente que se encontraba en esos momentos con esta película. Y ayer, ante un día futbolero en el que podíamos intuir que la participación no iba a ser tan alta, el público respondió ante el asombro del propio cineasta que agradeció, como no, el compromiso de los asistentes con el cine. Hablamos con el propio director sobre el proceso creativo y sus próximo proyectos.

P: Siendo un nuevo giro a lo que habías hecho antes, parece tu trabajo más personal

Ramón Salazar: Si, si lo es. Yo creo que han pasado muchas cosas, no sólo el tiempo que ha pasado entre una película y otra, que han sido 8 años desde “20 centímetros”, una vuelta a los orígenes y a plantearme por qué me dedico a esto y volver a trabajar con lo que a mí me gusta que son los actores, juntándome con grupos de actores, impartiendo cursos de construcción de personajes y esto me ha hecho volver como a entender desde dónde quiero partir a la hora de contar las historias. De ahí, surgió el cómo contar esta historia, que ha sido investigando en un proceso de biografías de personajes que les entregaba a los actores en el trabajo y dónde los actores no conocían las biografías de los demás y dije, aquí hay un punto de partida para contar la película de manera interesante. A partir de ahí, empecé a construir la historia, reunir al reparto y a juntar al mini equipo para estar unidos a lo largo de 4 años porque sabíamos que iba a ser un proceso largo. Intentando sobretodo no repetirme. De “Hongos” a “Piedras” intenté no repetirme y de “Piedras” a “20 centímetros” y eso es lo que me mantiene alerta y con la necesidad de explorar nuevos terrenos llegando a buen puerto o no, pero da igual, por lo menos estando a gusto con lo que hago

P: El rodar de esa manera, a pesar de que conozcas a los actores y hayas trabajado antes con ellos, supondría para tí un gran riesgo

Ramón Salazar: Cuando vimos la película en el Festival de Sevilla, Lola Dueñas la vio y me dijo, te tengo que pedir perdón. Y yo le dije, por qué. Y dice, porque cuando estábamos rodando en París, tenía la sensación de que no tenías ni idea de lo que estabas haciendo y me he dado cuenta que si. Lo bueno de las nuevas formas de rodar cine que tenemos es las posibilidades que ofrece. Obviamente cuando termina esta película, lo bueno era la cantidad de material que teníamos. El poder haber rodado, no sólo lo que llevábamos escrito, sino las improvisaciones que surgieron en esas ciudades. El primer montaje yo creo que duraba cuatro horas y media, donde estaba montado absolutamente todo y dijimos, aquí o hacemos como Tarantino, tres volúmenes de la película o lo que hicimos que fue un proceso increíble, a nivel creativo, probando, experimentando y quitando y con la cantidad de material que se ha quedado fuera que podía haber sido una película totalmente diferente. Es un proceso arriesgado, en el que tu dices, ¿estaré acertando? y sigues para adelante pero también es fascinante. Es una libertad creativa que yo no la he experimentado teniendo mil veces más presupuesto en las otras dos.

P: ¿Tú crees que esta película hubiera salido si no hubieras pasado por ese periodo de tiempo entre tu última película y ésta?

Ramón Salazar: El tiempo que ha pasado, los 8 años, ha sido necesario. No sólo los 8 años entre una película y otra, si no los 4 años que hemos tardado en hacer ésta. Ha dado tiempo a que la película estuviera viva, a que la película cambiara, se reescribiera, tuvimos que parar y escribir los guiones de Moccia. En los 4 años que he hecho esta película, a Fernando le ha dado tiempo a hacer dos (director de “Tres metros sobre el cielo” y “Tengo ganas de ti”). Ese dinero que entraba con lo de Moccia iba para esta película. Ha ido todo alimentándose y sobretodo lo que ha tenido que haber es mucha paciencia. Muchas veces decíamos, ¿esto se va a terminar?. Acostumbrados a hacer películas en el periodo de un año, desde que la escribes hasta que se estrena a estar abiertos y no saber cuando va a ser el fin, obviamente el equipo hay que tirar y animarlo mucho.



P: Los tres escenarios de tu película son Madrid, París y Berlín, ¿podrían haber sido otras o tenían que ser esas ciudades?

Ramón Salazar: No porque para mí Madrid es el punto de partida del protagonista que necesita como huida y yo creo que es el punto de partida que yo también tengo con Madrid. Para mi, Madrid es una ciudad a la que, desde mi punto de vista, se le agotan los recursos creativos, de inspiración y donde yo, como director, tengo la necesidad de buscar en otros sitios. Al ser malagueño y llegar allí fue apasionante pero ahora dije, voy a experimentar sobre esto que siento yo por Madrid e ir hacia afuera. Luego París, yo quería reflejar la infancia del protagonista y París tiene esa doble lectura de dónde todos creemos que es una ciudad apasionante y romántica y luego es muy hostil donde lo hemos pasado muy mal rodando porque no ha sido nada fácil. Luego yo quería que la tercera parte de la peli, vivir una especie de campamento de verano en Berlín y yo había estado allí el verano anterior, en Agosto, y había sentido eso. Esa cosa de que te lo estás pasando tan bien, ajeno al resto del mundo como en una burbuja, pero que tienes la sensación de que lo bueno ya se va a acabar y que además no se va a repetir. Por eso, escogí estas tres ciudades.

P: Otro riesgo añadido. Rodar en tres países diferentes, lo que supone permisos y demás

Ramón Salazar: Yo creo que lo bueno de esta película ha sido también el reinventar la forma de producir. Inventar nuestra propia forma de producir la película. Con eso me refiero a que sabíamos que a París no podíamos ir a rodar si vamos con un equipo de más de 9 personas, porque si eres más de 9 en vez de un acto comunicado tienes que pedir un permiso, y al pedirlo tienes que pagar. La película y los equipos se han formado en base a cómo nos íbamos a poder mover por las ciudades. Igual que, por ejemplo, la cámara con la que hemos rodado, la 5D, sabiendo que íbamos a movernos por Europa, cómo no llamar la atención o lo que podía ofrecer la cámara que era acariciar a los actores. Ir conformando todo para facilitarnos la vida en el rodaje.

P: ¿Cómo surgió el título de la película?

Ramón Salazar: Yo soy muy de anotar títulos en mi libreta de títulos y decir, ahora voy a hacer esta, ¿de qué va a ir?. “10.000 noches a ninguna parte” lo tenía hacía tiempo por dos cosas, un grupo de música que se llaman “Ten Thousand Maniacs” que me gusta mucho y un anuncio de un coche en el que una, de las muchas frases que salían, decía “100.000 noches en ninguna parte” y me gustó también mucho. Lo de estar mucho tiempo en ninguna parte me parecía un punto de partida fascinante y entonces elegí lo de 10.000 como edad del protagonista, 10.000 noches equivalen a los 27 años que tiene el protagonista

 
P: Hablábamos del riesgo de la película en muchas facetas y más aún en tiempos difíciles para el cine y hemos descubierto que la gente ha respondido a tu propuesta y que incluso la han prorrogado en algunos cines

Ramón Salazar: Esta película se puede permitir tener una continuidad. No es una película que tengamos la presión de salir con 150 copias y ver cuanto hacemos el primer fin de semana. Una vez que salga de los 17 cines en los que hemos estado, podremos mover esas copias a ciudades en las que no hemos podido estrenar porque no podíamos en ese momento. Entrar en otro tipo de circuitos de filmotecas, charlas con el público y un tipo de circuito más alternativo donde yo creo que también entra la película. Yo creo que no es una película que en cuanto salga de la sala, va a terminar su camino, lo va a tener como hemos tenido nosotros cuatro años haciéndola, allá donde quieran verla, allá habrá alguien del equipo defendiendo la película, apoyándola y contándola. Porque yo creo que el valor de esta película es no sólo lo que cuenta, sino cómo se ha hecho. Eso siempre lo decía yo cuando estábamos rodando. Me hubiera encantado hacer la película de cómo se ha hecho esta película pero no teníamos dinero ni para esto.

P: Lo bueno que tiene esta película es que haces un viaje como espectador igual que el viaje del protagonista

Ramón Salazar: El punto de identificación de la película creo que estaba en que siempre que tomas una decisión importante en tu vida hay una parte de ti que toma justo la contraria. Siempre hay un momento en tu vida que echas la mirada atrás y piensas, qué hubiera sido de mi si hubiera hecho aquello otro. Mucha gente que ha visto la película me ha dicho, lo que me plantea esta película es si estoy viviendo la vida que quiero vivir. Me parece fascinante esa reflexión porque realmente es eso. Estoy viviendo lo que quiero vivir o hay una parte de mi viviendo la vida que a mí me gustaría vivir como cuenta Nawja en el monólogo de la película. Yo no quiero ser esta sino la otra Claudia a la que le pasó aquello otro. Ese monólogo que cuenta Nawja habla muy bien de que va la película. ¿Estamos viviendo la vida que queremos? ¿Nos hemos atrevido a ir a los lugares que teníamos que ir o nos hemos desviado por el camino?

P: ¿Cómo va la miniserie de “Canciones para Paula”?

Ramón Salazar: Entregué hace dos semanas el capítulo primero, estoy con el segundo. Es una miniserie de cuatro episodios para Mediaset. Se va a emitir en Cuatro. Es una adaptación de la trilogía de este chico que escribe bajo el pseudónimo de “Blue Jeans” y me lo estoy pasando muy bien. Parece que me he convertido en el guionista de moda de los quinceañeros. Después de toda la intensidad de esta peli, me encanta irme a este lado como más juvenil y me lo estoy pasando fenomenal

P: No entiendo además porqué se demoniza a este género cuando a mí me parece más que complicado atraer a este género joven

Ramón Salazar: A mi me da mucha rabia. Yo recuerdo cuando escribí “Tres metros sobre el cielo” como cuando ya tenemos más edad, despreciamos lo que nos pasa cuando tenemos 18 años. Y yo digo, perdona cuando yo tenía 18 años vivía lo que vivía con una intensidad y era todo tan importante. Es verdad que la gente cuando tiene 40 años, sentencia con que ese amor no va a ser importante y a lo mejor esa persona no permanece en tu vida pero lo que pasó, te va a marcar para siempre. A mi me parece fascinante hacerme el intenso con mis películas y luego que me propongan estas cosas que yo luego digo, ¿por qué me proponen esto si yo soy tan intenso en lo otro? ¿qué habrán visto en mi?. Pero me fascina porque me permite hacer como una cura de todo y decir, qué bien, me libero de todo. Además, cuando termine esta miniserie que me lo estoy pasando tan bien, estoy limpio para empezar la siguiente intensidad mía.

P: Pues háblame de esa nueva intensidad “Dios en mi cama”. Nuevamente, chapeau por el título

Ramón Salazar: Ese título lo tenía mucho antes del de “10.000 noches en ninguna parte” y estoy muy contento porque por fin me voy a atrever, me lo decía Nawja además, con una historia que no se dispersa en 10 personajes que es lo que me gusta hacer siempre. Ahora me apetecía meterme en una historia donde vas a ver la historia de una madre y una hija que, por circunstancias, se separaron en la infancia. Ella no se crió con la madre. Llega un momento en la vida que se vuelven a unir y tienen muy poco tiempo para recuperar el tiempo perdido. Me apetece una cosa de dos actrices pero a corazón abierto y trabajar con ellas dos con mucha intensidad y mucha profundidad.

P: ¿Has logrado formar tu equipo para tus proyectos?

Ramón Salazar: Yo siempre repito con actores y actrices porque me fascina la posibilidad de cómo nos seguimos conociendo y no sólo profundizamos en lo profesional sino en el terreno de la amistad, pues eso también nos permite seguir sabiendo de dónde puedo tirar y dónde podemos contar cosas nuevas. Y no quedarnos en lo que a una le sale bien. No me quiero cerrar tampoco a nada. Yo tengo claro que en “Dios en mi cama” mi dire de foto, Ricardo de Gracia, que ha llevado la 5D por toda Europa, si que es fijo porque me gusta ir hablando, no sólo con los actores, sino con quién va a dar la imagen de la película. Luego no lo sé pero también cuando la gente te funciona, ¿por qué vas a cambiar?. Si ya sabes que con esa gente cada vez te entiendes mejor, con una mirada saben determinadas cosas, de momento a mi es lo que me gusta, que en un rodaje estés lo más cercano a una familia donde tengas confianza y yo no quiero rodar con estrés, yo quiero pasármelo bien aunque lo que esté contando sea terrible. Yo quiero trabajar así.


Le deseamos mucha suerte en la edición de este año del Festival de Cine de Fuengirola con la película. Y como entrevistado me he quedado fascinada y agradecida por sus abrazos sinceros de cariño hacia un ratito de charla donde me he contagiado de esa felicidad de trabajo que rodea a sus películas y a su forma de ser. Y tiene una voz maravillosa pero la grabadora me pediría auxilio si sólo dejara que hablara lo que a mi me gustaría. Ha sido un placer compartir un momento cinéfilo con un creador tan cercano y amable. Por cierto, no he resistido a hacer mi cálculo, yo tengo 11.315 noches.

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