jueves, junio 12, 2014

Entrevista Paloma Sánchez-Garnica - "La sonata del silencio"

¿Cuantas mujeres virtuosas e inteligentes, con un montón de posibilidades e ideas, se han perdido metidas en sus casas a la sombra de sus maridos por esas leyes y esas presiones absurdas?

Paloma Sánchez-Garnica dice de su última novela “La sonata del silencio” que es una composición realizada para el amor. No le falta razón. Ella da amor a las historias y personajes que le vienen y que necesita reflejar en sus textos y se nos transmite a los lectores a través de una narración bien construida y que históricamente nos enseña lecciones vitales en cada página. En esta ocasión, nos vamos a Enero de 1946 a conocer a Marta Ribas, a su hija Elena y a dos hombres, Antonio Montejano y Rafael Figueroa, cuya amistad y el desarrollo de la misma va a condicionar la vida de las mujeres que le rodean y así sirve como excusa para ambientarnos en las condiciones legales y sobre todo, sociales, que las mujeres vivían en esa época. De todo ello, tengo el placer de escucharla y que ustedes la puedan leer a través de esta entrevista.

P: Me gusta que sigas siendo fiel a tu manera de escribir, a pesar de que tus libros hayan ido teniendo más notoriedad. No has ido a publicar libro tras libro rápidamente sino que sigues cultivando esa faceta extensa de documentación que caracteriza tus novelas y que vuelves a demostrar en “La sonata del silencio”

Paloma Sánchez-Garnica: Yo me documento a lo largo de toda la historia a base de lecturas. O bien ensayos o más concretamente la propia literatura. Para “La sonata del silencio”, me he leído novelas de la época y novelas de la ambientación a la que nos ha llevado esa época, finales del s.XIX. Leyéndote “La Regenta” o cualquiera de las obras de Pérez Galdós, sobre todo, “Fortunata y Jacinta”, te das cuenta que los años 40 tienen mucho que ver, en la mentalidad y en las leyes, con esa época. Se ve, por ejemplo, en la mentalidad de “La Regenta” con esa sociedad pacata en el ámbito civil, ese poder de la Iglesia sobre las mujeres y sobre las hijas de familia que se controlaban a través de la confesión. Ocurre también en “La colmena” o en “Entre visillos” de Carmen Martín Gaite, toda la obra de esta escritora muestra el aburrimiento de las mujeres en esa época porque tenían que estar en casa y luego también “Historia de una escalera” de Buero Vallejo que es un poco la microsociedad porque esto se da en Madrid pero podría ocurrir en cualquier ciudad de España, porque es la escalera de los vecinos y cada vecino es uno de los que mira detrás de la ventana, uno que quiere salir o uno que sube arriba. Esa documentación para mí es leer. Yo ahora mismo, en cuanto termine toda esta vorágine de ferias, tengo ya flashes de lo que quiero escribir pero básicamente lo que estoy haciendo es leer. Leer mucho y a partir de la lectura me van surgiendo ideas y personajes y a partir de ahí, me tengo que poner a escribir y la historia sale.

P: A pesar de ese contexto tan difícil en que mueves a tu protagonista, Marta Ribas, siento que has escrito a tu personaje más vitalista

Paloma Sánchez-Garnica: Lo es. Es vitalista pero está atada de pies y manos. No puede nadar contracorriente porque la corriente era tan fuerte que le era imposible nadar, a pesar de que ella sabía nadar. Por eso, porque sabía nadar muy bien, sabe que esa situación es injusta y no se quiere aferrar ni dejar presionar e intenta rebelarse pero eso era muy difícil. Marta por el hecho de salir a trabajar, un trabajo decente buscado por la propia Iglesia, estaba mal visto por el resto porque el aburrimiento lleva a envidia y la envidia es muy mala. Ella es una mujer preparada que tiene criterio, tiene posibilidades y sabe que lo que le está pasando es muy injusto. Tampoco puede echar las patas por lo alto como podemos hacer ahora porque su dependencia económica y emocional era absoluta y la presión social era terrible

P: De ahí, que aunque haya pasado mucho tiempo de la posguerra, aún nos afectan en la actualidad esas presiones sociales

Paloma Sánchez-Garnica: Totalmente. Antes era la presión social de la escalera, ahora no la tenemos porque, a lo mejor, ni conocemos al vecino de enfrente, pero tenemos el twitter, facebook y wattsap y te pueden machacar la reputación de una persona por la maledicencia de un comentario. Ahora, la gente joven, la manera de coaccionar a compañeros es esa. Han cambiado las formas pero la gente sigue murmurando y presionando. La diferencia es que antes al ley amparaba esas murmuraciones porque las mujeres no se podían mover de su sitio y ahora la ley te puede amparar si estas en una situación de calumnias o injurias.

P: Un acierto enorme que creo que tiene “La sonata del silencio” es que en estos tiempos se ha devaluado la lucha feminista y tú explicas en el contexto adecuado porque anteriormente no nos amparaban las leyes para nada y esas discriminaciones nos siguen afectando actualmente.

Paloma Sánchez-Garnica: Yo te voy a decir lo que decía Clara Campoamor, que para mí es la mujer por excelencia, no feminista, porque ella nunca se consideró así. Es mi referencia política, social y cultural. Es una mujer adelantada a su tiempo que no se le entendió y se le machacó mucho. Ella decía que era republicana, laica, humanista y liberal, no feminista, porque consideraba que era una acepción devaluada por los prebostes, la gente que la utilizada de forma despectiva, asexuada y grotesca. Ella consideraba que no había una acepción igual para el hombre. No existe el humanismo para defender las posibilidades que tiene un hombre como persona. Ella defiende las posibilidades de una mujer como persona, que pueda desarrollarse en todos los aspectos y en todos los sentidos como persona. Una mujer y un hombre. Para eso no necesitas poner la etiqueta de “feminista” o “humanista” que no existe. Las mujeres en la sociedad a partir de los 40, y antes también, pero sobretodo a partir de ese corte que tuvimos en la Constitución del 31 que nos lo arrebató la guerra y nos lo estableció la dictadura, una mitad se arrincona al ámbito del hogar, de ser esposa y madre única exclusivamente y eso no perjudica sólo a esa mitad de la sociedad, perjudica a todos. ¿Cuantas mujeres virtuosas, inteligentes, con un montón de posibilidades e ideas, científicas, médicos o jueces, se han perdido metidas en sus casas a la sombra de sus maridos por esas leyes absurdas y esa presión absurda? Por tanto, feminismo no, las mujeres y los hombres somos diferentes. Tenemos sentimientos y pareceres individuales. Pero todos tenemos que tener las mismas posibilidades para llegar a donde uno quiera llegar o a donde uno pueda llegar. A eso no se le puede llamar feminismo, sino capacidad personal.

P: La mayoría de las lectoras de ahora se verán reflejadas en Elena, la hija de Marta.

Paloma Sánchez-Garnica: Porque es el sueño cumplido. Es la novela rosa. Porque también existe en la vida. Elena tiene la edad que tiene, sufre las consecuencias, como muchas veces pasa no solo en esa época sino en otras muchas, de los errores de los padres. Errores pasados y presentes. Marta está tan embobada en su propio ombligo y en su propia injusticia que no se da cuenta de lo que le está pasando a su hija.

P: Por los diálogos y la manera que lo describes, don Próculo entra en mi lista de personajes odiados porque me recuerda a ese remanso de Iglesia que no desaparece

Paloma Sánchez-Garnica: La Iglesia es que en esa época, ahora tiene mucho menos poder, se convirtió en la mano ejecutora de muchas de las políticas sociales y de conciencia del nuevo régimen. Por un lado estaba la Sección Femenina de la Falange y por otro, la Iglesia a través de la educación del confesionario. En el confesionario se podían manipular muchas conciencias. Tenían el secreto de confesión y por lo tanto conocían los secretos de todos y más en un círculo pequeño como es el caso de don Próculo que conocía las verdades y los errores de todos, los “pecados”. Ese afán de manipular vidas, como te contaba antes que aparece en “La Regenta”, y de controlarlas que es casi en algunas personas un poder innato como el de la novia viuda que prácticamente la condenan a la soltería, por el afán de que queda bien. Lo que piensan es que yo organizo y planteo esto y tiene que mantenerse hasta que yo quiera porque soy el poder y tengo esa posibilidad. En el fondo, si te fijas en Próculo, todos tienen su pasado, nadie es muy bueno ni muy malo. Él también tiene su pasado y tiene sus debilidades. Y está en la Iglesia por circunstancias.


P: ¿Cómo pudiste hacer la selección musical tan importante que aparece en “La sonata del silencio”?

Paloma Sánchez-Garnica: Yo lo elegí muy concienzudamente porque cuando se leyera y el lector quisiera ir a esa pieza que se toque en ese momento, sintiera lo que yo quería en cuanto al personaje. Cuando se encuentra Elena a Jano en el Paseo del Prado en la estatua de Velázquez quería que Elena sintiera esa elevación de la música y es un sentimiento personal porque yo no entiendo de música pero la siento. La selección no fue al azar. Pasé mucho tiempo buscando y definiendo exactamente qué composición y qué pieza musical determinaba en cada momento. Cada una tiene su intensidad y su momento, cuando toca el piano Marta y en las circunstancias en la que lo toca, en casa de Rafael cuando se encuentra con su piano por primera vez después de mucho tiempo que en casa de Roberta Moretti, son diferentes momentos y por parte diferentes composiciones que yo si he intentado captarlas y hacer que el lector sienta lo que quería que sintiera.



P: ¿Tú crees que hay aspectos de la posguerra que aún no se conocen y que darían para más libros?

Paloma Sánchez-Garnica: Muchos. Ha sido una época muy mal estudiada. Yo no sé ahora lo que estudiaran los chavales pero la primera vez que estudié la Historia de España era el año 76/77, estaban todavía con la Ley de Educación del 71 por tanto una ley franquista. Y en el apartado de la Guerra Civil llegaba al último tema al mes de julio y corriendo deprisa, se terminaba la guerra, la ganó Franco y ya está. Como mucho, se dio el Plan Marshall que prácticamente no llegó a España pero si la ayudas de Argentina y poco más. No hemos estudiado prácticamente esa historia. Ha habido gente que sí que ha hablado de esa época pero era tan triste que han tendido a callar y a olvidarla. A dejarla atrás. Esa primera guerra de los años 40 fue muy amarga, los 50 empezó un poco a levantar cabeza, en los años 60 llegaron las minifaldas, las flores, los Beatles y aunque había dictadura, había otro aire, una gente joven que no había vivido la guerra y no tenía esa amargura y finalmente en los 70 fue todo el cambio. Hay mucho que contar y cada persona tiene su propia historia.

P: Leyendo las últimas críticas ya te catalogan como autora “consagrada”. Eso supongo que te sigue manteniendo los pies en el suelo pero da cierto remanso de libertad de que lo que escribes, le llega a muchos lectores

Paloma Sánchez-Garnica: Puedo escribir a mi manera siempre. Hay gente a la que le llega y lo sé porque lo estoy viendo en el contacto con los lectores que hay veces que llega a emocionarme. Para mí, el escribir es un reto. Esta es mi mejor novela. Cuando me preguntan qué novela mía tienen que empezar, yo siempre digo la última que es la mejor porque escribir se aprende escribiendo y por lo tanto mi mejor narrativa es la última. La mejor novela aún no la he escrito porque cada novela es un reto para mejorar en estructura y en historia de mi oficio. La responsabilidad la tengo con respecto a los lectores desde la segunda novela, porque la primera la escribí totalmente espontánea, con “La brisa del oriente” tuve el miedo de “a ver si es verdad”. Siendo la quinta novela parece que a la gente le va cuajando pero siempre voy a escribir con esa ambición de hacerlo cada vez mejor y de llegar a los lectores con una calidad literaria y con una capacidad de envolverles, de crear y de provocarles sentimientos. Estas cosas que me dicen, sobretodo con estas dos últimas novelas, que se les queda un vacío cuando la terminan, eso me encanta porque lo he sentido yo como lectora. Cuando me ha ocurrido me quedo como una semana descolocada sin saber qué iba a leer después y te quedas con esos personajes y sensaciones, eso es lo que busco yo al crear las novelas. No quiero que sea sólo una novela de entretenimiento para el lector sino que le llegue un poquito más allá, que pueda haber una persona que lo lea deprisa y corriendo, pero me gusta que la gente me diga “me he indignado, he llorado o me he emocionado”.

P: ¿Cuál es el récord de libros que estás leyendo a la vez?

Paloma Sánchez-Garnica: Ahora mismo puedo estar con 3 o 4. Soy muy desordenada y desorganizada para esto. Tengo un clásico siempre de primera hora de la mañana para despertar porque me levanto muy pronto, voy a nadar, después de natación leo unos 15 minutos, por ejemplo ahora estoy con “Los Miserables” y lo dejo, me puede durar “Los Miserables” un año. Así me leí “El Quijote” o “La Regenta”. Ahora estoy con “El Jilguero” pero también tengo otras como “María Antonieta” de Stefan Zweig que no tiene nada que ver porque son biografías.

P: “La sonata del silencio” es la novela que más he visto en imágenes, ¿te gustaría una adaptación televisiva o de cine?

Paloma Sánchez-Garnica: No lo sé porque no me gusta eso de dar mi historia a un guionista para que haga lo que quiera con ella. Así que no lo sé. No me lo he planteado. Para la vanidad de una, verlo en televisión sí, pero es que pueden destrozar lo que es mío. Y es mi tesoro. 


Acompañarla en cualquier conversación es un gusto para quienes disfrutamos escuchando respuestas tan sinceras, emotivas y con tanto sentido. Si tuviera mi máquina del tiempo, me hubiera encantado que Paloma Sánchez-Garnica fuera mi profesora de Historia, pero pensándolo mejor, en cierta manera, lo es. Comprendo las épocas que describe gracias a su literatura. Me pongo en la piel de sus personajes y no los enjuicio sólo por mi visión actual. Además, Paloma tiene razón en que leer te hace más tolerante y te ensancha la vida. Lo sabe perfectamente porque escribe para aprender y lo transmite enseguida desde que abres cualquiera de sus obras. Sientan ese sabor clásico de esta “Sonata del Silencio” y tengan muy en cuenta a esta autora que futuramente nos seguirá sorprendiendo con más música para nuestros ojos.

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