sábado, marzo 21, 2015

Crónica "El intérprete" - Teatro Cervantes

PÓNGANSE EL SOMBRERO MÁS RIDÍCULO QUE TENGAN

Asier Etxeandía desborda las previsiones del Teatro Cervantes y logra la actuación con mayor implicación y ovación del público de toda la temporada teatral. El intérprete dio todo lo mejor que quería enseñar al público malagueño desde el principio hasta el final de la función, consiguiendo que todos tengamos una energía descriptible que sólo ha provocado felicidad. 


Asier Etxeandía durante la actuación en Teatro Cervantes. Fotografía de Daniel Pérez
Viniendo hacia este momento de sentarme a redactar esta crónica, sigo sin encontrar las palabras que puedan definir lo que yo he sentido viendo esta noche “El intérprete” en el Teatro Cervantes. Quizás el alma inclasificable de Asier Etxeandía se traspasa a todo lo que ha sido capaz de llenarme en mi corazón, mi alma y mi sentir y por ello no soy capaz de encontrar la descripción perfecta y definitiva de todas las sensaciones que han pasado por mi cuerpo.

Asier es una pasada, un crack, un grande tanto en físico como en talento. El dominio de la voz y el cuerpo es descomunal. La historia, tal y como anunció en nuestra entrevista, versa sobre su vida y su sueño de de ser intérprete. Inteligentemente, somos sus amigos invisibles que él imaginaba encerrado entre las cuatro paredes de su cuarto mientras cantaba por Janis Joplin, Tom Jones o David Bowie. En un momento, desde esa habitación cree que en unos años su alfombra puede ser un escenario y sus paredes, un teatro. Y la ilusión se cumplió pero durante la obra, lo enfoca desde los ojos de ese niño.

Un niño que lo pasó horriblemente mal. Que lo maltrataron, que no lo entendieron y pretendieron que cambiara y que fuera como lo demás. Y no podía serlo. Iba a escribir que es animal de escenario, pero me quedo corta, es un vendaval, un huracán y un tornado juntos. Puede cantar con la sutileza más perfecta para transformarse en un salvaje que mueve su cuerpo con todo el control posible pero mostrando el mayor descontrol. Difícilismo y complicadísimo. Manteniendo esa compostura para luego dejarse llevar de nuevo y ser magistralmente generoso a la hora de estallar con todos los gestos de su rostro y todos los movimientos corporales que ustedes se pueden imaginar tanto de pie como en el suelo. 


Aforo lleno para "El intérprete" en el Teatro Cervantes. Fotografía de Daniel Pérez.
Se nota su formación en danza y cómo baila de una manera poética y con una estética apropiada en cada momento. Y su voz, su desgarrada voz, la voz que Janis Joplin tendría en cuerpo de hombre, que mimetiza en forma lírica y chilla con reverberación hasta que crees que la garganta no le va a poder llegar más. Y con su diafragma llega. Con una preparación bárbara que le permite sacar lo mejor de sí mismo en lo que necesite y quiera mostrar.

No me resulta extraño que me confesara en nuestra entrevista previa que necesitaba que la gente conociera lo que sabe hacer. Yo necesitaba conocerlo y jamás me podía imaginar lo que yo iba a disfrutar y quedarme obnubilada ante todo lo que ha podido hacer encima de un escenario. En una de sus canciones expresa “los ojos maquillados ven mejor”, en mi caso, los mios no podían parar de observarle y cada vez mejor.

Hay algo destacable que ha ayudado mucho a la estética y puesta en escena de la función que han sido las luces. Esas iluminaciones cabareteras que junto a su interpretación me han hecho trasladarme a ese Broadway soñado e idealizado que siempre he querido vivir. Puntos concretos donde la postura de Asier mostraba el sentimiento y la acción que precisaba. Y como no, hay que resaltar a los músicos, Guillermo González, Tao Gutiérrez y Enrico Barbaro. Impresionante su involucración, cómo interactuan con Asier y la calidad de su música. Lo que el intérprete precisaba para que salga todo perfecto. 



Asier Etxeandía con los músicos de "El intérprete". Fotografía de Daniel Pérez.
No soy capaz de verdad de explicaros todo lo que he sentido y vibrado con este intérprete. Pero si que me ha hecho recordar a esa niña que se ponía un boli como micrófono y hacía programas de radio que escuchaban sus peluches. Si que me ha emocionado con esa canción a su madre y su manera tan especial de dedicársela. Si que me ha hecho saltar como una loca con esos temas cañeros donde lo ha dado todo. Si que me ha hecho reír con sus ocurrencias locas. Si que me ha hecho recapacitar con esos mensajes directos para que no me conforme con lo que hay en el mundo. Si que me ha cerciorado que he visto uno de los mejores shows de mi vida.

Asier, me dejo querer siempre que quieras. Gracias.

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