viernes, abril 10, 2015

Entrevista "Lo que vio el mayordomo" - Teatro Alameda

LA FANTÁSTICA OBRA QUE HE VISTO COMO MAYORDOMO

Como espectador, un vodevil diferente que constantemente hace referencias irónicas y absurdas pero llenas de mucho contenido le puede resultar curioso, a la vez que interesante. Esa fue mi sensación al salir de “Lo que vio el mayordomo”, una locura adictiva que va de menos a más y que atrapa tu atención desde que entras al Teatro Alameda y encuentras ese enorme diván que preside el escenario. Tuvimos la ocasión de hablar antes del estreno con sus protagonistas.


Lola Marceli. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
P: Cualquiera puede pensar que la obra trata sobre un asesinato cuya clave está en el mayordomo como ocurre en las películas clásicas, pero creo que los derroteros de la obra van por otro lado

Lola Marceli: El mayordomo es el público. Les permitimos que entren en las intimidades de unos personajes que van a poner un poco en jaque y en tela de juicio cualquier convención social por las que nos vamos rigiendo los seres humanos en nuestra convivencia a base de humor pero con una gran crítica detrás

P: Se ponen en cuestión todas las convenciones que uno pueda tener en la vida

Pep Munné: No. Todas las afirmaciones en las que uno cree. Nada es fijo ni seguro. Eso es lo que te cuestiona la función.

Mundo Prieto: Orton siempre hace esas obras. Pone absolutamente todo en cuestión.

Mundo Prieto. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
P: ¿Cómo es ese humor tan peculiar del autor de la obra, Joe Orton?

Mundo Prieto: Es un humor muy británico y muy hiriente. No creas que es un humor muy fácil allí, aquí si. Porque lo hacemos, un poco, a nuestra manera. El humor de Orton era un poco bruto.

Raúl Mérida: Cuando se estrenó en la época, la obra estuvo censurada

Pep Munné: El humor no es amable, es mordaz y es como un cuchillo muy afilado pero no es vulgar, en absoluto. Es humor puramente británico

Mundo Prieto: Cada afirmación que normalmente hacemos, él la pone en cuestión. No se cree nada 



Pep Munné. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
P: No sé si también se refleja esa necesidad que tenemos de saber sobre los demás y prejuzgar por lo que vemos y no preocuparnos de nuestra propia vida

Pep Munné: ¿Tú te imaginas que en los años 60 una estatua de Franco hubiese perdido los huevos y en un escenario dijera hemos encontrado los huevos de Franco? Esto se hace en la obra con Churchill. Joe Orton quería hacer daño y como es muy inteligente, realmente, lo pone todo en cuestión con el humor. Porque hay dos clases de humor, el humor blanco que es para niños y como somos muy adultos, somos como niños que aceptamos el humor blanco y el humor ácido que es para adultos que es humor inteligente, éste último es el que hace Orton. Rie todo el mundo

Mundo Prieto: Orton muere en 1967 pero dos años antes Harold Pinter veía sus obras y dijo que era un genio. Para Harold Pinter, que ahora el genio es él y premio Nobel, Orton estaba por encima de todos. Lo que pasa que duró muy poco.

P: Y además el público no conocemos tanto a Joe Orton

Lola Marceli: Porque su vida se vio truncada de una manera muy violenta, si hubiera vivido posiblemente nos hubiera dado muchísimo más de esa genialidad. Él lo que pone en cuestión es cualquier cosa ejemplar, te la desmonta completamente y eso siempre es muy incómodo. No tenía que ser fácil estar en la cabeza de Joe Orton


Carolina Lapausa. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
P: Utilizar el humor para denunciar ciertas cosas puede ser un buen recurso pero también un arma con la que el público se pueda molestar

Carolina Lapausa: Una de las misiones que tiene el teatro es provocar, que el espectador cuando se siente y salga después de la función sea diferente.

Raul Mérida:
En el final de la obra que es sorprendente, al público le hace gracia pero se siente raro. Yo desde el escenario lo noto

P: Pero la gente no siempre va a que les provoquen sino más bien a que les entretengan sin que tengan que pensar mucho

Carolina Lapausa: La cultura tiene el abanico muy abierto, está el del entretenimiento que es algo absolutamente necesario y también está el aspecto cultural de formación, que nos haga pensar y nos haga tener criterio propio.

Mundo Prieto: Orton era un amante del humor. Casi todo lo que ha escrito son vodeviles pero son vodeviles curiosos y raros. Siempre es así, el personaje no se entera y salen otros.

Pep Munné: Como todos los grandes autores ingleses tiene una gran arquitectura teatral, es como Michael Frayn el de “Por delante y por detrás” que era un versionista de Chéjov y lo convierte en un vodevil. El vodevil para ellos es un gran arte. Son muy inteligentes y la estructura va mucho más allá del vodevil llegando al absurdo como los Monty Python

Mundo Prieto: Con una vuelta de tuerca siempre


Elenco de "Lo que vio el mayordomo" durante nuestra entrevista

P: ¿Qué se va a encontrar el público en el escenario?

Pep Munné: Es mi consulta psiquiátrica. Esto es un hospital psiquiátrico. El más cuerdo hace relojes.

Lola Marceli: Joe o´Curneen, el director de la función, quería poner en tela de juicio al psicoanálisis y a la psiquiatría como esa especie de ciencia que ha sido durante el siglo XX la madre de todos los corderos. El problema siempre es que hay algo psicológico y de alguna manera, indudablemente, hay un componente bestial en la obra acerca de la sexualidad que lo va recorriendo todo constantemente y fundamentalmente cuando te dice que la sexualidad no es blanca o negra, es una amalgama donde todos podemos tener una explosión sexual de muy distinto matiz y que los roles establecidos socialmente para esa sexualidad, muchas veces no se corresponden con las pulsiones de verdad de cada ser humano en su casa, o en este caso la consulta que es el espacio íntimo y que eso es lo que ve el público

Pep Munné: Todo esto con humor

P: Temas que, a pesar de estar escritos hace tiempo, siguen vigentes

Lola Marceli: El título de la obra que es “What the butler saw” es un aparato que en el siglo XIX se utilizaba para ver las fotos pornográficas que es lo que muchas veces hemos visto en las películas antiguas. Ese aparato se llamó así porque era lo que estaba “prohibido” ver.

Pep Munné: Y el mayordomo es el que lo ve todo

Carolina Lapausa: “Lo que ve el mayordomo” es un juego de palabras

Mundo Prieto: La frase se ha quedado en el idioma pero viene por un hecho real. Un aristócrata denuncia a su mujer por un engaño y quiere divorciarse de ella pero ella dice que es mentira todo y él no puede demostrarlo. En una sesión del juicio se sienta un testigo que ha visto el engaño de su mujer y se trataba del mayordomo que lo había visto por el ojo de la cerradura. Ese mayordomo demuestra el engaño y logra el divorcio. Esa forma de ver las cosas y de demostrarse frente al juez pasa a ser una frase inglesa y pasa a ser ese juego del que habla Lola que en las ferias metías un chelín y unos dibujos iban dando vueltas. Pero es una frase inglesa a partir de ese hecho. Por tanto, todo esto es una cuestión de voyeur. No hay una traducción clara.

P: ¿Y, ¿vosotros qué veis de los mayordomos?

Pep Munné: Hemos ido a poblaciones muy diferentes y con públicos muy distintos y reaccionan siempre igual. Unos más extrovertidos que otros pero la comedia llega.

Lola Marceli: No sólo la comedia sino lo profundo de esta comedia. A veces, el actor tiene miedo de si determinadas cosas las va a pillar el público y nos sorprende también que frases que nosotros mismos haciendo la función nos costaba ver por donde buscarle el sentido, las pillas al momento

Pep Munné:
La gente no es tonta, en absoluto.

Es una obra audaz que te provoca locuras transitorias que cualquier psiquiatra quisiera arrebatarte y, sin embargo, provocan un placer duradero como sólo el teatro logra conseguir. Buen hacer de estos actores que lo dan todo en el escenario y te transmiten esas ganas de jugar con sus carismáticos personajes. Deben visitar esta consulta en las funciones que les quedan en el Teatro Alameda, hoy viernes a las 20:30 y el sábado en doble función a las 19:00 y a las 21:00. “Lo que vio el mayordomo” les va a dar sorpresas absolutamente inesperadas

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